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martes, 30 de agosto de 2011

¡Lleva mi palabra!







Estaba emocionado, tenía un gozo incalculable, habia obtenido un permiso en mi trabajo a través al ayuno, oracion y una fe poderosa sabiendo que Dios haria la obra. Sentía en mi corazón que Dios deseaba que yo participara de aquel campamento, dos años de ausencia me parecieron una eternidad.
Habia salido de la empresa donde laboro, entregué las practicas correspondientes en la universidad, solo tenía que ir a mi casa, preparar mi equipaje y el resto era viajar hacia el lugar, en fin, lo tenía todo bien calculado, llegó la noche, ya habia llegado a mi casa y mientras alistaba mi maleta o bulto de mano, coloqué mis gafas (lentes recetados) sobre mi biblia para poder colocarme la camiseta y continuar, entre tanto yo en mi afán por llegar a tiempo al evento, olvidadé en el lugar donde habia colocado las gafas y mucho menos podia verlas ya que son muy delgadas, cuando busqué por varios munutos las encontré.

Luego de haber llegado al evento y en un momento de inventario mental para saber lo que habia llevado en mi bulto de mano, recordé que habia dejado mi Biblia, si, mi Biblia, la palabra de Dios, pensaba en ¡como era posible que se olvidara la biblia en mi casa!
Analizaba, en realidad Dios estaba hablandome, habia dejado mis gafas sobre la misma Bibla y aun así la dejé. Llevando esta anécdota al area de la compración muchas veces salimos de nuestras casas a algún evento o actividad y no llevamos la palabra con nosotros.




Es cierto que podemos llevar nuestras Biblias en nuestros celulares (movil), podemos llevar una pequeña en nuestros bolsillos, sin embargo, ¿En verdad la tenemos en nuestra mente y corazón? ¿Es acaso la palabra de Dios la que guia nuestras vidas? ¿Practicamos lo que leemos la biblia?
En el libro de Deuteronomio 6:1-9, Dios nos encomienda no solo a llevar, leer y meditar en la Palabra de Dios, sinó que también debemos instruir a nuestros descendientes y a toda persona que nos rodea llevando bendicion a todo aquel que desea llevar en su alma palabra de Vida.

¡Ya sabes, cuando te prepares para salir, sin importar a donde vas a ir, no olvides llevar la palabra!
Esto viene desde mi libreta, Dios te Bendiga!